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A lo que te truje Jano


Imaginaba que Valerio Trujano era un personaje de la Revolución Mexicana, su sonoro nombre me sonaba como para la letra de un corrido que lo retrataba subiéndose a un caballo para echar bala a todos lados. No andaba tan equivocado, al menos en esa imagen, aunque sí en el tiempo en que vivió este valiente arriero que se hizo célebre tras algunas victorias insurgentes sobre el ejército realista de los españoles.

En efecto, Valerio Trujano fue un ranchero venido a revolucionario, nacido el 29 de enero de 1770 en Tepecoacuilco, Guerrero, que se unió a las fuerzas de José María Morelos desde 1808, aunque fue en 1812 cuando realizó sus principales hazañas, como el asalto a un cargamento de fusiles que los españoles llevaban a Oaxaca desde Veracruz y otras escaramuzas de las que salió bien librado.

Su hora le llegó el 7 de octubre de 1812 cuando, con un ciento de hombres, enfrentó a cuatrocientos realistas en Tepeaca, Puebla, de donde salió ileso; pero, al intentar salvar la vida de su hijo, capturado en batalla, fue cogido de un ala y ejecutado.

Es muy probable que su apellido significara “lo que trae enero” o “el enero cambiante”, bifacial, como el dios romano que lo inspiró: Jano, el dios de las dos caras, que ese día le falló a Trujano.



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