En los años cincuenta, el rock and roll bebió de las fuentes del mismísimo Delta del Missisipi a través del blues; se enriqueció con su versión urbana de Chicago: el rythm and blues, y tomó lo indispensable del country and western tradicional. Fue entonces que el disc jockey Allan Freed acuñó un término que quedaría para la historia: rock and roll.
Para estrenarlo, la industria fabricó un modelo blanquito algo sobrealimentado que fue la revelación en los inicios del rock and roll: Bill Halley y sus Cometas, que volaron en ciclos de popularidad durante treinta años.
En 1981 los amantes del rock apenas empezaban a recobrarse de la irreparable pérdida de John Lennon a manos de un desquiciado, ocho semanas antes, cuando el 9 de febrero ocurre otro lamentable deceso: Bill Halley, el güerito del rulo, también se echaba para atrás.
Para estrenarlo, la industria fabricó un modelo blanquito algo sobrealimentado que fue la revelación en los inicios del rock and roll: Bill Halley y sus Cometas, que volaron en ciclos de popularidad durante treinta años.
En 1981 los amantes del rock apenas empezaban a recobrarse de la irreparable pérdida de John Lennon a manos de un desquiciado, ocho semanas antes, cuando el 9 de febrero ocurre otro lamentable deceso: Bill Halley, el güerito del rulo, también se echaba para atrás.
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