Un moderado frío para un 28 de febrero en Estocolmo se sentía aquella tarde de 1986. Olof y Lisbet Palme terminaron de ver una función de cine y se dirigían a su casa en un barrio acomodado de la capital de Suecia. De pronto, un sujeto salta de la nada y dispara varias veces contra el primer ministro.
Su enérgica labor a favor de la paz y en contra de la opresión en el mundo generó tal cantidad de posibles responsables que nunca llegó a saberse la verdad, antes del día de hoy, 28 de febrero de 2011, fecha en que el crimen proscribe de acuerdo a la ley que señala un plazo de 25 años. Entonces, si no ocurre nada extraordinario este día, nunca sabremos nada.
Sven Olof Joachim Palme se granjeó el resentimiento de numerosas fuerzas oscuras del mundo perpetradoras de la más ruin política; las hipótesis señalaron a los servicios secretos de Sudáfrica debido a su militancia contra el apartheid; también que podía ser la CIA, o los servicios secretos ingleses, con Reagan y Teatcher, por su desconfianza en la OTAN; se habló de militantes kurdos, de paramilitares chilenos, después que argentinos; se dijo que había sido el yerno de Francisco Franco, luego que el nieto de Benito Mussolini; también se indicó a un neonazi alemán; las investigaciones llevaron a la aprehensión de un drogadicto sueco, finalmente absuelto.
Lo cierto es que todos estos poderes representativos de lo peorcito de la humanidad se sentían amenazados por el humanismo de Palme, que cayó al piso de aquella brillante galería y sólo pudo ver alejarse los zapatos de su agresor, el rostro pálido de Lisbet, seguido de una tranquila oscuridad. Tenía 59 años de edad.
Su enérgica labor a favor de la paz y en contra de la opresión en el mundo generó tal cantidad de posibles responsables que nunca llegó a saberse la verdad, antes del día de hoy, 28 de febrero de 2011, fecha en que el crimen proscribe de acuerdo a la ley que señala un plazo de 25 años. Entonces, si no ocurre nada extraordinario este día, nunca sabremos nada.
Sven Olof Joachim Palme se granjeó el resentimiento de numerosas fuerzas oscuras del mundo perpetradoras de la más ruin política; las hipótesis señalaron a los servicios secretos de Sudáfrica debido a su militancia contra el apartheid; también que podía ser la CIA, o los servicios secretos ingleses, con Reagan y Teatcher, por su desconfianza en la OTAN; se habló de militantes kurdos, de paramilitares chilenos, después que argentinos; se dijo que había sido el yerno de Francisco Franco, luego que el nieto de Benito Mussolini; también se indicó a un neonazi alemán; las investigaciones llevaron a la aprehensión de un drogadicto sueco, finalmente absuelto.
Lo cierto es que todos estos poderes representativos de lo peorcito de la humanidad se sentían amenazados por el humanismo de Palme, que cayó al piso de aquella brillante galería y sólo pudo ver alejarse los zapatos de su agresor, el rostro pálido de Lisbet, seguido de una tranquila oscuridad. Tenía 59 años de edad.
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