Ir al contenido principal

Sorolla





Conocí la pintura de Joaquín Sorolla en 1976, ya de adulto, gracias a un ejemplar de la Pinacoteca de los Genios que entonces vendían en Aurrerá. ¿Cómo era posible que no conociera a este artista extraordinario?, lo que recuerdo es que me dejó profundamente impresionado. Por algo se les llamó impresionistas, aunque este era español. El más destacado impresionista español, que nace en Valencia el 27 de febrero de 1863.

Como buen personaje del siglo XIX Sorolla tiene una vida de novela. Queda huérfano a los dos años a causa de una epidemia y se salva por un pelo de ser cerrajero el resto de su vida cuando los tíos, de ese oficio, percibieron que estaba dotado de una habilidad inusual para el dibujo y la pintura. Gracias a esa sensible advertencia pudo estudiar.








Sorolla concursó en todos los certámenes de pintura que se le atravesaron en la primera etapa de su vida, sin mucho éxito. Su pintura resultaba algo incomprensible en un ambiente que privilegiaba los motivos históricos y dramáticos, cuando a él lo que le importaba era captar la luz, la simple luz de una mañana cualquiera con los pies descalzos metidos en las olas del Mediterráneo, las sábanas blancas en el tendedero, la barcaza perdida en el azul del mar. A esa búsqueda se le llamó el luminismo y Sorolla fue su principal representante.

A los 21 años, finalmente, Sorolla alcanza cierta notoriedad, su estilo ligero y vigoroso fue recompensado con la atención de los críticos que a partir de entonces siguieron su vida, siempre en acenso. Con el tiempo alcanzó notoriedad internacional, celebridad, y tuvo tiempo de inaugurar una calle en su natal Valencia con su nombre.

Fue una vida rápida la suya, iluminada, prolífica, exitosa, hasta su muerte a los sesenta años de edad.






Comentarios

Entradas populares de este blog

El Tentzo

El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla. De acuerdo con la investigadora Antonella Fogetti ( Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza ), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente. El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordi...

Tratado de Bucareli

Tras haber cumplido tres años de gobierno, el 31 de agosto de 1923 el gobierno de Álvaro Obregón consigue reanudar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, de vital importancia para su gobierno, pero con una condición: la firma de un tratado que el senado mexicano había rechazado en primera instancia, pero que las presiones del gobierno y el asesinato del senador Fidel Jurado obligan a dar un viraje y aceleraron su aceptación. Durante años busqué el texto completo de este tratado que en la universidad nos había sido contado de manera inexacta. Ignoro las razones que suscitaron esa versión, que entre muchas escandalosas cláusulas reasaltaba una en la que se prohibía a México la producción de motores de combustión interna que prácticamente paralizaban el principal avance tecnológico de las primeras décadas del siglo XX. Como era de esperarse, neceé durante varios años y hasta pulí mi argumentación pues era un elemento clave a mi parecer para explicar el enanismo tecnológico de...

Yoquivo

Luz a la izquierda y atrás de ella su hermano Alfonso Escuché hablar de Yoquivo desde mi más tierna edad como el lugar de nacimiento de mi abuelita Luz. Siempre supe que estaba en la sierra de Chihuahua, pero no dónde. A pesar de haber sido mencionado innumerables veces, Yoquivo nunca fue destino de nadie cercano a la familia, hasta que Mario Rocha lo visitó en los años setenta para tramitar un acta de nacimiento de Luz. Que yo sepa es la única visita de un familiar a ese mítico lugar que imaginé de mil maneras diferentes. Con los años supe que estaba cerca de San Juanito, pueblo famoso e importante, pero tampoco sabía muy bien donde estaba San Juanito. Mi abuela abandonó Yoquivo para siempre cuando huyó con mi abuelo Leopoldo a vivir un prolongado exilio familiar que duraría décadas. Murió su madre sin que ella lo supiera oportunamente y, con el tiempo, toda su familia abandonó este pueblo. Sus hermanas, excepto Livia, que emigró a la capital del estado, se mudaron a los Estados Unido...