Muy poco después de su muerte, que ocurre el 8 de marzo de 1971, muchos televidentes del Canal 11 del Politécnico en el Distrito Federal conocimos a Harold Lloyd, que fue programado profusamente durante una buena temporada para beneficio de nuestro sentido del humor.
Estoy hablando de alguna tarde de 1978, por ahí, nos acomodábamos Tono, Martha, la pequeña Eva y yo en el mejor sillón de la sala para solazarnos con las piruetas increíbles de este actor cirquero con cara de repartidor de tintorería, anteojos redondos, sombrero de carrete y una habilidad corporal nunca antes vista en la pantalla.
No recuerdo cuánto nos duró el gusto de admirar a Harold Lloyd, un día el Canal 11 decidió que era suficiente y lo dejó de programar. Desde entonces no lo volví a ver. Ingenuo de mí. Haciendo esta nota, se me ocurrió hacer la solicitud de Harold Lloyd en You Tube y en unos segundos se desgranaron miles de breves fragmento de sus filmes.
Estuve un buen rato recordando, regocijándome con sus principales piruetas como el viaje en el techo de un tranvía desaforado, la inagotable cuerda de una manguera de bomberos y la clásica secuencia, más larga de lo que recordaba, del edificio del reloj. El paisaje urbano de los años veinte es simplemente invaluable.
Por lo mucho y por lo más, gracias Harold. Abriste una ventana a mi imaginación. Si se diera el caso de que no conoces a este enorme comediante, haz clic y date la oportunidad.
http://www.youtube.com/watch?v=bP5FYKDij18
Estoy hablando de alguna tarde de 1978, por ahí, nos acomodábamos Tono, Martha, la pequeña Eva y yo en el mejor sillón de la sala para solazarnos con las piruetas increíbles de este actor cirquero con cara de repartidor de tintorería, anteojos redondos, sombrero de carrete y una habilidad corporal nunca antes vista en la pantalla.
No recuerdo cuánto nos duró el gusto de admirar a Harold Lloyd, un día el Canal 11 decidió que era suficiente y lo dejó de programar. Desde entonces no lo volví a ver. Ingenuo de mí. Haciendo esta nota, se me ocurrió hacer la solicitud de Harold Lloyd en You Tube y en unos segundos se desgranaron miles de breves fragmento de sus filmes.
Estuve un buen rato recordando, regocijándome con sus principales piruetas como el viaje en el techo de un tranvía desaforado, la inagotable cuerda de una manguera de bomberos y la clásica secuencia, más larga de lo que recordaba, del edificio del reloj. El paisaje urbano de los años veinte es simplemente invaluable.
Por lo mucho y por lo más, gracias Harold. Abriste una ventana a mi imaginación. Si se diera el caso de que no conoces a este enorme comediante, haz clic y date la oportunidad.
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