Ir al contenido principal

Titoísmo



Sin imaginar el desastre que significó su muerte para el país que gobernó por décadas, este día de 1980 muere Tito, estadista de la Guerra Fría que hizo posible la estabilidad en un lugar en donde parecía imposible...

Josip Broz, "Tito", que nace en el vetusto Imperio austrohúngaro en 1892, es uno de los personajes más fascinantes de la segunda mitad del siglo XX, el único que fue capaz de imponer su personalidad a los aliados y a los propios soviéticos al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando fundó en heterogéneas naciones una federación socialista llamada Yugoslavia, que por supuesto dirigió los siguientes 56 años. Fue ahí donde fundó y también dirigió- el Movimiento de los Países no Alineados.

Hombre polémico como el que más, Tito fue acusado de horrendos crímenes y excéntricos placeres poco proletarios que disfrutó con fruición. Y un culto a la personalidad sólo comparable con los grandes tiranos de la historia. Su muerte comenzó con el año 1991, cuando le fue amputada una pierna, acción que no logró contener la gangrena que le quitó la vida este día a la edad de 87 años en Liubliana, actual Eslovenia. Se dice que tuvo el mayor funeral de la historia con la presencia de medio centenar de presidentes, reyes, príncipes y primeros ministros y decenas de cancilleres de 128 países.

Su enorme poder no sólo fue evidente el día de su entierro, sino en las semanas y los meses siguientes, cuando la orgullosa Yugoslavia se disolvió en intereses y rencores étnicos que llevaron a la región a una de las peores experiencias bélicas de las últimas décadas, a un gran costo humano y material, que sólo se contuvo con la intervención de la ONU y la desmembración del territorio en seis naciones que configuran hoy la geografía de la antigua Yugoslavia: Bosnia/Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, además de Kosovo que aún lucha por abandonar a Servia y formar la república de Kosovo.

Una muerte cara la de Tito, como las que más.









Comentarios

Entradas populares de este blog

El Tentzo

El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla. De acuerdo con la investigadora Antonella Fogetti ( Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza ), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente. El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordi...

Tratado de Bucareli

Tras haber cumplido tres años de gobierno, el 31 de agosto de 1923 el gobierno de Álvaro Obregón consigue reanudar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, de vital importancia para su gobierno, pero con una condición: la firma de un tratado que el senado mexicano había rechazado en primera instancia, pero que las presiones del gobierno y el asesinato del senador Fidel Jurado obligan a dar un viraje y aceleraron su aceptación. Durante años busqué el texto completo de este tratado que en la universidad nos había sido contado de manera inexacta. Ignoro las razones que suscitaron esa versión, que entre muchas escandalosas cláusulas reasaltaba una en la que se prohibía a México la producción de motores de combustión interna que prácticamente paralizaban el principal avance tecnológico de las primeras décadas del siglo XX. Como era de esperarse, neceé durante varios años y hasta pulí mi argumentación pues era un elemento clave a mi parecer para explicar el enanismo tecnológico de...

Resortes ocultos

Cuando estudiaba en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en los años ochenta, Octavio Paz se atrevió a emitir unos juicios críticos sobre los antropólogos, la escuela en su conjunto reaccionó con indignación, incapaz de meditar en las palabras del escritor. Lo llenamos de vituperios y lo menos que le dijimos fue que era un aliado de Televisa, vocero de la derecha y cosas por el estilo. Muy pocos o ninguno leyó críticamente sus argumentos, por desgracia. Recuerdo que, entre lo más hiriente, Paz decía que la escuela se había convertido en una pasarela de modas de una clase media hippiosa y que todo se discutía ahí, menos la antropología mexicana. Yo terminaba entonces la carrera y buscaba afanosamente quién me dirigiera la tesis de, por cierto, antropología mexicana. No encontré ningún maestro interesado, ni ahí ni el Ciesas, donde por supuesto había algunos estudiosos del tema, pero que no tenían tiempo para un estudiante de licenciatura. Me dediqué entonces a ver a nu...