Jueves 10 de julio de 1930. Luis González
Galindo, vecino de Chignahuapan, se había refugiado en la ciudad de Puebla
desde el 4 de mayo huyendo de las rencillas políticas de su ciudad natal. Sus
problemas no eran menores, ya que tres meses antes, un rival político, de
nombre Arnulfo Aguilar, lo había balaceado en plena calle resultando
milagrosamente ileso.
Ese mismo día, en la tarde, el agresor volvió a
encontrarlo en un salón de billar y sin mediar palabra volvió a balacear a
Arnulfo, y volvió a fallar, pues Arnulfo tuvo tiempo de agacharse detrás de una
mesa, sacar su propia pistola y responderle a Arnulfo Aguilar. Pero él no
falló. El hombre cayó muerto ahí mismo y esperó la llegada de la policía, que
después de algunas preguntas a los parroquianos lo dejó en libertad, pues era
claro que se había defendido en legítima defensa propia. Por eso tuvo que huir
de Chignahuapan.
El 29 de junio, Luis González Galindo fue en
su caballo al rancho Cozapa a atender sus negocios; al pasar por la cañada, en
las inmediaciones del rancho, fue
acribillado por descargas de escopeta que lo hicieron caer de su caballo,
muriendo instantáneamente. Nunca se supo el nombre de los asesinos. Los hechos
fueron registrados en los expedientes criminales de las historias ocultas de
Puebla.
Paráfrasis
de una nota aparecida en La Opinión, el gran diario de oriente. Dir. J. Ojeda
González, Puebla, Pue.
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