Esta es una leyenda probablemente sobre el
origen del volcán La Malinche, también conocido como Matlalcueye (llamado por
los antiguos como Matlalcuéitl: falda azul en náhuatl), que los estados de
Tlaxcala y Puebla comparten en sus límites de altura a 4,500 metros snm. Me
gustó porque involucra ese sentimiento nacional, ambiguo como pocos, que
conocemos como malinchismo, una suerte de autodesprecio y especial aprecio por
lo extranjero, por lo europeo de tez blanca aquí representada por un ánima que
es a la vez nieve y española, con la que presuntamente los hombres que suben
quisieran casarse. Pero antes tendrán que aceptar ciertas condiciones. Así me la
contó Francisco Jiménez.
En
determinado momento las personas que viven cerca del volcán, a las faldas del
volcán, dicen que a principios de cada año, el primero de enero, el dos de
enero, se aparece una mujer blanca; cuando un hombre va subiendo solo hacia la
punta de la Malinche, simplemente por recorrerlo, por distraerse o por buscar
un momento de esparcimiento, en determinado momento dicen que se aparecen una
mujer blanca, una mujer muy bella, de color blanco, muy simpática, muy
agradable, la cual invita a conocerla, invita a tratarla y dicen que el trato
es muy atrayente.
En
determinado momento las personas que la llegan a tratar le preguntan ¿tú quién
eres, por qué estás aquí sola?, y ella dice que es el alma de la Malinche, pero
que ella quiere salir de ahí. Incluso promete casarse con quien la interpela,
pero para esto la condición es que ella tiene que subirse a la espalda de esa
persona, el hombre tiene que cargarla, para lo que le advierte: “una vez que
hagas esto no voltees, aunque escuches sonidos estruendosos, horribles, truenos o lamentos, no voltees por ninguna
circunstancia”.
Entonces
las personas, el hombre, atraído por la belleza y bajo la promesa de que van a
casarse, acepta. Entonces carga a la mujer y comienza a bajar la montaña. Sin
embargo, menciona la leyenda, empieza a escuchar ruidos extraños, crujidos,
lamentos, gente que lo llama por su nombre, por el nombre del varón; al mismo
tiempo la mujer comienza a pesar, el hombre empieza a sentir cómo la mujer
comienza a ser cada vez más pesada; en determinado momento los extraños sonidos
hacen voltear al varón, también por eso de que empieza a pesar más, y pues, las
personas que llegan a voltear dicen que en lugar de tener a la mujer sobre su
espalda lo que llevan es una víbora de tamaño enorme.
Esa es
una de las leyendas que me impactó mucho cuando era niño.
La
leyenda también dice que si en algún momento se llega a bajar a la mujer, que
es el volcán de la Malinche, entonces el volcán va a desaparecer porque el
volcán está formado por pura agua, y ella es el alma del volcán.
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