Las salas de cine jugaron un papel estelar en la
experiencia social de la ciudad desde su llegada en los años treinta. Pronto
estuvieron equipadas con un gran sonido y foros en las salas para una variedad
musical, programas de aficionados y promociones; se convirtieron en centros
sociales masivos, con estrenos semanales y numerosas salas distribuidas en los
barrios y los nuevos asentamientos; fue una ventana que permitió a esos
ciudadanos conocer las imágenes del mundo; el cine se afirmó como una actividad
semanal obligatoria como las propias misas, era parte importante del quehacer
de aquellos poblanos y la iglesia católica se encargaba de que la censura se
distribuyera adecuadamente entre la grey. Alfredo Parra Dávila, acólito de
aquellos ritos, recuerda las advertencias de la iglesia en los años sesenta.
Alfredo:
Solíamos irnos de pinta los viernes o los sábados, algunas
veces. Entonces comenzaban a llegar las películas, no digamos pornográficas, pero
que estaban prohibidas para los menores. Salían las mujeres en bikini, eso era
todo. Recuerdo que estaba Lando Buzanca, que era un cómico italiano con
italianas en bikini, que para nosotros era una atracción novedosa. Porque debo
decirle que en aquella época en las iglesias católicas ponían una hoja escrita
a máquina con la clasificación de las películas que programaban los cines. Una
tabla de avisos.
“Películas que se pueden ver”. Clasificación C, eso era
para adultos: Espartaco, “¿por qué?”, preguntaba uno, porque los gladiadores enseñaban
mucha pierna. El Charro Negro, Los Diez Mandamientos, Clasificación A. Y así
todas las películas que se exhibían. Todas aquellas que enseñaban pierna de
hombres o mujeres eran para adultos. Iglesias como la de la Luz , Los Remedios, La Compañía , todas tenían
esos mensajes de cine. Pegaban la hoja con una tachuela.
Cine Colonial
Pero debo aclarar algo: que en el cine no le ponían trabas,
uno entraba pagando su boleto, tuviera la edad que tuviera. Era un asunto de
conciencia, de cada quien. En el cine no le ponían a uno trabas, entraba uno a
cualquier película. Y por supuesto no nos perdimos ninguna de Lando Buzzanca.
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