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Radio vs Podcast


Sabemos, porque es evidente, que el guion radiofónico es una herramienta en desuso en las estaciones de radio. Ocurrió hace mucho, a mediados del siglo pasado, cuando la producción de radio fue desmantelada por Emilio Azcárraga Vidaurreta para dotar de un equipo de producción a la naciente televisión, también suya; un día de los años cincuenta dejaron de producirse en aquellas estaciones históricas de radio comercial, enseñas de la estética sonora con sus famosas y populares radionovelas, adaptaciones literarias, programas culturales y científicos, de humor y de aficionados. En su lugar los empresarios de la radio –el propio Azcárraga, quién más– diseñaron una fórmula bipolar poco demandante en calidad y costo y la recetaron a unos oyentes incautos deslumbrados por la televisión, la receta infinita de música y anuncios comerciales; los noticiarios sobrevivieron con sus propias limitadas fórmulas pero es donde puede apreciarse algo rescatable tras la devastación. Vedada toda experimentación, el guion con sus géneros desapareció de las necesidades de la radio real, afortunadamente el espíritu radiofónico se refugió en Radio Educación y Radio UNAM, floreciendo esporádico en las radiodifusoras universitarias de provincia para ser nuevamente aplanadas por la inercia de numerosas estaciones comerciales. Porque –eso sí–, el poder de manipulación masiva nunca lo perdieron.

Entre 1930 y 1950 la radiodifusión vive veinte años fructíferos que dieron a luz programas de una radio experimental fundamentada en ideas escritas en guiones, con producciones depuradas y el monopolio de la atención nacional y hasta continental.  Al ser desmantelada, escritores de la talla de Mauricio Magdaleno, Jorge Cuesta y Salvador Novo, por dar tres ejemplos representativos, no escribieron más para la radio, tampoco las grandes orquestas y solistas de la Era dorada que transitaron con naturalidad a los escenarios de la flamante televisión. Al radio se le dejó transmitiendo música y anuncios comerciales por sæcula sæculorum, poco arte pero un cómodo éxito económico asegurado para sus empresarios concesionarios; el presidente te daba la concesión para que salieras de pobre. Así ha venido deambulando la radio sin ninguna ambición artística, propuesta audiofónica dentro del arte del sonido; tampoco ningún proyecto alterno de las numerosas escuelas de comunicación. Por si fuera poco, las estaciones universitarias, que tienen como referente una propuesta pobre en la radio comercial, copian esquemas de transmisión y se la pasan haciendo “cortes” porque se cree que así debe ser, cuando no hay ninguna regla que te obligue a hacer cortes, más allá de la identificación legal que ha de transmitirse cada hora. Los cortes comerciales fueron inventados por los productos, si no vendes comerciales no tienes que seguir el esquema de los cortes. Debería haber espacios informativos y promocionales. Estas radiodifusoras no solo han adoptado el esquema de continuidad de la radio comercial, también hacen programas improvisados, llenos de ocurrencias, secretillos entre los equipos de transmisión. “Ya no porque Benito se enoja”; incoherencia del ritmo radiofónico y sin ninguna intención conceptual: ¿qué es lo que quieres hacer en tu programa? Afortunadamente, hoy, el Podcast nos promete otro plano de acción experimental.

El guionismo radiofónico ha estado limitado a estaciones como Radio Educación, Radio UNAM y una decena de estaciones culturales de universidades del interior de México, que han dado un lugar al guion y son las únicas referencias de una cultura radiofónica en México que casi desapareció. Y digo casi, porque estos guiones fueron hechos y producidos para una estación comercial, hijos de la necedad humana que ganó fragmentos de tiempo a la distraída transmisión mercadotécnica que cada día se extingue para siempre jamás; como seguramente ocurre en muchas partes de México, de tarde en tarde inspirados entusiastas se revelan como guionistas y productores de radio y terminan haciendo bonitos programas de radio, que un día desaparecen por inconsistencias de toda índole. Alguna vez fui flor de un día. Hemos tenido pocas o ninguna posibilidad de escuchar propuestas artísticas en la radio real. De niño me tocó escuchar algunas radionovelas producidas por la W y distribuidas en las estaciones del país, entre ellas las de mi pueblo; de adulto adapté para Radio Educación la novela Dos crímenes de Jorge Ibargüengoitia (por cierto, subida completa en el sitio de la Enciclopedia de la literatura en México.) Desde entonces no quité el dedo del renglón. Es posible divertirse mucho.

El Podcast nos pone en la circunstancia de tener que reinventar la estética sonora. Hay que crear un sonido radiofónico nuevo. Yo propongo hacerlo desde el guion. El guion tradicional, aquel que dejó de escribirse. Lo que quiero decir es que al haber sido suspendido abruptamente el radio mexicano no llegó a desplegarse plenamente, si bien hizo correctamente los pasos A y B, le faltó tiempo. La información y los intereses que ahora tenemos disparan sus posibilidades. Es el radio aquel de Bertolt Brecht y Walter Benjamin que lo apreciaron como una materia de creación; piensa en estaciones especializadas, sectoriales, facciosas; estaciones familiares, barriales; de terror, históricas, científicas, eróticas, naturistas. Con el Podcast los aficionados podemos retomar algunas antiguas búsquedas en el universo sonoro, pero sobre todo crear otras nuevas.

Tenemos la oportunidad de poner nuestra atención en los géneros, el guion y la experimentación sonora. En mis cursos de guion cada alumno escribe 15 guiones de radio: sonoclip (historias con ruidos), spot comercial, cápsulas (culturales, históricas, científicas); audioclip (MTV versión audio), cápsula bibliográfica (difusión de la lectura), crónica, humorismo, reportaje radiofónico, noticiario, dramatización histórica, especial musical, adaptación literaria, ficción dramática, radionovela y guiones de producción (rúbricas, apoyos, promocionales, demos), además una pre-producción y un proyecto. Hay una mezcla de géneros, subgéneros y formatos en esa lista de guiones con la que el estudiante aprende sobre el azaroso y creativo universo sonoro, que es el tema de una serie de libros que han resultado tras una revisión de los guiones acumulados por treinta años, cuando inicié mi relación con el sonido, el radio, ahora Podcast, productos para el oído humano, arte sin luz que construye con jirones y recortes de sonido editados una realidad alterna a la sonoridad universal.

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