Cuando los españoles duermen, desde el pasado, leo las
noticias de El País que ellos leerán en la mañana de su siguiente día español.
Es un extraño privilegio. Son las siete y media de la tarde de un viernes, allá
las 2 y media de la madrugada del sábado. Acaban de cargar el día los editores.
Un paradójico privilegio eso de estar leyendo las noticias que ellos leerán dentro
de seis o siete horas. ¿O qué es el ahora?
Leer el País es en ese momento es informarse desde el
día anterior. Leer la actualidad desde el pasado, una deformación humana, una
trampa complaciente, colonialismo intelectual. Como sea, fui la noticia falsa
de ese día.
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