En los años treinta entre las diversiones favoritas de Puebla se hallaban los paseos por el zócalo y la asistencia asidua a los cines, como cuando exhibían en el Cinema Royal El terror de los mares, en tres partes, y la infaltable tía la quería ver. El papá ya hizo cálculos financieros. Nadie se quiere perder Sangre ardiente, con Marina Roos y Hans Stube, la propaganda del 6 de enero de 1937 dice que será una película de costumbres húngaras, música de cuerdas, ballets encantadores y dramáticas carreras de caballos. La proyección será en nueve partes y el programa dura en total tres horas, con funciones a las 6.00 y a las 9.25.
Doña Viviana Palma me contó sus recuerdos de esa época:
“Me acuerdo que cuando llegamos a Puebla, unas primas que llegaron de visita, ya casadas y con hijas, me dijeron: “vamos a una fiesta de graduación”. Fue cuando conocí el cine Variedades, recién llegada. A mi me pareció muy grande, porque el teatrito de Xicoténcatl de allá de Tlaxcala, que a mi me tocó, era muy chiquito, como el Principal de aquí. El Variedades me pareció un teatrote, grandote. Me acuerdo que la primera vez que fui al cine pasaban una película, en el intermedio de la película había una orquestita que tocaba dos o tres piececitas. Ponían un cartel en la pantalla que decía “Intermedio”, y ya se levantaba uno; si quería uno caminar allí mismo, se volvía uno a sentar y era otra película o a veces era la mitad de la película, si era muy larga. Así era ahí en el Variedades, y en el del portal. Al cine Colonial fui mucho después, ya cuando habían pasado muchos años y me pareció bonito, pero ya no volví nunca más. Pero siempre decían: “vamos al “Costalito”, donde se supone que sólo iba la gente que soportaba que le estuvieran aventando de cosas y chiflando, porque chiflaban mucho los de gayola, decían. Me pareció bonito. Al principio no tenía tan mal prestigio, pero ya después decían: ”no, ahí no.” Y nos íbamos al Guerrero. Entonces en el Guerrero era lo mismo que en el Variedades. Ahora es el Teatro de la Ciudad. Esos eran los más comunes en esa época. Nunca conocí el Constantino, que estaba en la calle de los Gallos, la 6 poniente. Nunca fui. Yo nomás veía que iba mucha gente, sobre todo hombres, porque ahí había lucha libre, los sábados era día de lucha libre. Ese sí decían que era muy corriente, que la lucha libre, que no sé cuanto, era un cinito chiquito. Cuando llegué a Puebla lo que me llamaba la atención era ver todo limpiecito”.
En la década de los treinta existen en Puebla tres cines: el Variedades, el Constantino y el más nuevo, el Royal, la entrada a Luneta cuesta 60 centavos. Y se aclara en la publicidad: “Todos los niños que ocupen butaca pagarán boleto”, aunque hay permanencia voluntaria. Los precios son accesibles para todo público, sobre todo el miércoles, pues ya desde entonces existía el miércoles popular. El Variedades cobraba 60, 40 y 20 centavos, el Constantino 45, 30 y 15 centavos. Los domingos las funciones empezaban a las 4 de la tarde y terminaban hasta las once o doce de la noche. La gente recuerda con placer la sensación de salir en aquellas noches poblanas de silencio sepulcral y caminar a su casa. La ciudad dormía a esas horas.*
* Fuente y cartel: Archivo Municipal de Puebla, http://www.archivomunicipaldepuebla.gob.mx/
“Me acuerdo que cuando llegamos a Puebla, unas primas que llegaron de visita, ya casadas y con hijas, me dijeron: “vamos a una fiesta de graduación”. Fue cuando conocí el cine Variedades, recién llegada. A mi me pareció muy grande, porque el teatrito de Xicoténcatl de allá de Tlaxcala, que a mi me tocó, era muy chiquito, como el Principal de aquí. El Variedades me pareció un teatrote, grandote. Me acuerdo que la primera vez que fui al cine pasaban una película, en el intermedio de la película había una orquestita que tocaba dos o tres piececitas. Ponían un cartel en la pantalla que decía “Intermedio”, y ya se levantaba uno; si quería uno caminar allí mismo, se volvía uno a sentar y era otra película o a veces era la mitad de la película, si era muy larga. Así era ahí en el Variedades, y en el del portal. Al cine Colonial fui mucho después, ya cuando habían pasado muchos años y me pareció bonito, pero ya no volví nunca más. Pero siempre decían: “vamos al “Costalito”, donde se supone que sólo iba la gente que soportaba que le estuvieran aventando de cosas y chiflando, porque chiflaban mucho los de gayola, decían. Me pareció bonito. Al principio no tenía tan mal prestigio, pero ya después decían: ”no, ahí no.” Y nos íbamos al Guerrero. Entonces en el Guerrero era lo mismo que en el Variedades. Ahora es el Teatro de la Ciudad. Esos eran los más comunes en esa época. Nunca conocí el Constantino, que estaba en la calle de los Gallos, la 6 poniente. Nunca fui. Yo nomás veía que iba mucha gente, sobre todo hombres, porque ahí había lucha libre, los sábados era día de lucha libre. Ese sí decían que era muy corriente, que la lucha libre, que no sé cuanto, era un cinito chiquito. Cuando llegué a Puebla lo que me llamaba la atención era ver todo limpiecito”.
En la década de los treinta existen en Puebla tres cines: el Variedades, el Constantino y el más nuevo, el Royal, la entrada a Luneta cuesta 60 centavos. Y se aclara en la publicidad: “Todos los niños que ocupen butaca pagarán boleto”, aunque hay permanencia voluntaria. Los precios son accesibles para todo público, sobre todo el miércoles, pues ya desde entonces existía el miércoles popular. El Variedades cobraba 60, 40 y 20 centavos, el Constantino 45, 30 y 15 centavos. Los domingos las funciones empezaban a las 4 de la tarde y terminaban hasta las once o doce de la noche. La gente recuerda con placer la sensación de salir en aquellas noches poblanas de silencio sepulcral y caminar a su casa. La ciudad dormía a esas horas.*
* Fuente y cartel: Archivo Municipal de Puebla, http://www.archivomunicipaldepuebla.gob.mx/
Saludos Polo, este post es uno de los que más me ha gustado. Ojalá haya oportunidad de que veas nuestro intento de cortometraje documental que realizamos algunos compañeros y yo, se llama "Entre piojo y terciopelo", trata sobre la experiencia de ir a los cines en Puebla en la decada de los cincuentas. Si gustas disponer de nuestro material documental, grafico y audiovisual para tu investigación con todo gusto esta a tus órdenes. Después te mando la invitación para que nos acompañes a la "premiere", te adelanto que será el miercoles 9 de septiembre en la cinemateca Luis Buñuel, te confirmo en proximos dias. Hasta luego.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Christian y por tu ofrecimiento. Desde luego me encantará ver el documental del piojo, espero confirmación.
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