Como recordarás nuestro patio funciona como sala de parto y cunero de colibríes. Este año tuvimos al menos tres camadas, pero una desorientada pajarita, breve como una moneda de diez pesos, llegó a principios de diciembre a hacer sus medidas y sus cálculos ¡justo afuera de nuestra puerta principal! Bueno, procuramos usar la puerta de la cocina para no perturbar sus actividades y en muy pocos días terminó su nidito, típico, en forma de cono, donde ni tarda ni perezosa puso dos huevitos pequeños como las confituras (de huevito, obviamente). Pasaron los días y estuvimos viendo a la pajarita empollando a todas horas sus huevitos.
El día de ayer, como a las 6 de la tarde, el primer colibricito salió de su huevo. Es tan pequeño y frágil como el propio huevito, pelón, bastante feito, pero se ve sano y con mucho frío. Por supuesto le pusimos Jesús, pues atinarle a la fecha no es sencillo. El segundo pajarito nació unas horas después, ya no pudimos registrar la hora, pero es igual de feo que su hermanito y por el momento aún se ven pequeños en el fondo del nido. Le pusimos Brian, en honor de Monty Pitton (espero que se escriba así), el grupo de comediantes ingleses que hicieron aquella inolvidable película sobre un vecinito de Jesús, en Nazareth.
Renuentes a creer en los milagros, los habitantes de la casa sólo esperamos que el frío invernal no actúe como Herodes, que Jesús y Brian crezcan sanos y fuertes y sean unos colibríes de provecho, llevando y trayendo el polen de una flor a otra, alegrando con su canto y su gracioso vuelo nuestras vidas. No creemos que ninguno de los dos llegue ni siquiera a Espíritu Santo, pues en primer lugar el espíritu santo es una paloma (pues un colibrí no se vería en los retratos de la trinidad), en esta tierra no nacen santos ni mucho menos dioses y todo fue una coincidencia. Claro que la aureolita que corona la cabeza de Jesús es una cosa extraña que tú, querida científica, podrás descifrar con objetividad.
Pero si en los primeros días de enero obtengo el trabajo que he estado buscando por dos años, tal vez entonces comencemos a coquetear con la idea del milagro. Porque obtener un trabajo en este país, por estas fechas, es un verdadero milagro, no importa lo bien preparado que estés o el número de humillaciones que hayas efectuado.
El día de ayer, como a las 6 de la tarde, el primer colibricito salió de su huevo. Es tan pequeño y frágil como el propio huevito, pelón, bastante feito, pero se ve sano y con mucho frío. Por supuesto le pusimos Jesús, pues atinarle a la fecha no es sencillo. El segundo pajarito nació unas horas después, ya no pudimos registrar la hora, pero es igual de feo que su hermanito y por el momento aún se ven pequeños en el fondo del nido. Le pusimos Brian, en honor de Monty Pitton (espero que se escriba así), el grupo de comediantes ingleses que hicieron aquella inolvidable película sobre un vecinito de Jesús, en Nazareth.
Renuentes a creer en los milagros, los habitantes de la casa sólo esperamos que el frío invernal no actúe como Herodes, que Jesús y Brian crezcan sanos y fuertes y sean unos colibríes de provecho, llevando y trayendo el polen de una flor a otra, alegrando con su canto y su gracioso vuelo nuestras vidas. No creemos que ninguno de los dos llegue ni siquiera a Espíritu Santo, pues en primer lugar el espíritu santo es una paloma (pues un colibrí no se vería en los retratos de la trinidad), en esta tierra no nacen santos ni mucho menos dioses y todo fue una coincidencia. Claro que la aureolita que corona la cabeza de Jesús es una cosa extraña que tú, querida científica, podrás descifrar con objetividad.
Pero si en los primeros días de enero obtengo el trabajo que he estado buscando por dos años, tal vez entonces comencemos a coquetear con la idea del milagro. Porque obtener un trabajo en este país, por estas fechas, es un verdadero milagro, no importa lo bien preparado que estés o el número de humillaciones que hayas efectuado.
Polo, disfruta estas fechas en compañía de tus seres queridos, todos esperamos que las cosas el próximo año, si no mejoren, por lo menos no empeoren. A nombre de mi familia te envío un afectuoso abrazo. ¿Cómo va el libro?
ResponderEliminarChristian:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu correo y tu abrazo, la verdad es que me he sentido como en el viejo oeste, nadie te conoce y todo mundo saca su pistola antes de saludarte. Y es cierto, las cosas no podrían empeorar ¿será? Pero tenemos harto amor y cariño de nuestras amigas y amigos. Abrazos a la familia y feliz año.