En 1894 nace en Tlalnepantla, Estado de México, Gustavo Baz Prada, un singular personaje de nuestra historia que sería prominente médico, revolucionario, político y científico y muestra patente de que en el PRI no todo estaba podrido, de que en todos lados y todas las épocas hay gente de gran valor que funda lo mejor de los pueblos.
Gustavo Baz fue gobernador zapatista de su estado a los 17 años y, contra todo pronóstico, en el breve tiempo que gobernó hizo una labor encomiable: inició reformas sociales que cobraron sentido después de la guerra, como la reforma al artículo 602 que prácticamente congeló las rentas abusivas; después fue senador y secretario de salubridad y asistencia, rector de la UNAM, ministro de varios gabinetes, gobernador por segunda vez y, todavía en 1985, a los 91 años, en su último cargo, dirigía el Hospital de Jesús de la ciudad de México.
Cuando imagino un país que yo quisiera tener no puedo dejar de contemplar personajes como el doctor Baz, como su homólogo Ignacio Chávez, que coincidentemente nace también este día, tres años después de son Gustavo, en Zirándaro, Guerrero, para ser uno de los primeros cardiólogos destacados de nuestra medicina y también rector de la UNAM. ¿Dónde están esos héroes sin monumento? ¿por qué debemos conformarnos con los políticos leguleyos?
Gustavo Baz fue gobernador zapatista de su estado a los 17 años y, contra todo pronóstico, en el breve tiempo que gobernó hizo una labor encomiable: inició reformas sociales que cobraron sentido después de la guerra, como la reforma al artículo 602 que prácticamente congeló las rentas abusivas; después fue senador y secretario de salubridad y asistencia, rector de la UNAM, ministro de varios gabinetes, gobernador por segunda vez y, todavía en 1985, a los 91 años, en su último cargo, dirigía el Hospital de Jesús de la ciudad de México.
Cuando imagino un país que yo quisiera tener no puedo dejar de contemplar personajes como el doctor Baz, como su homólogo Ignacio Chávez, que coincidentemente nace también este día, tres años después de son Gustavo, en Zirándaro, Guerrero, para ser uno de los primeros cardiólogos destacados de nuestra medicina y también rector de la UNAM. ¿Dónde están esos héroes sin monumento? ¿por qué debemos conformarnos con los políticos leguleyos?
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