Es el tercer día de la Decena Trágica de 1913, en la capital del país se respira la incertidumbre. El embajador yanqui en México, Lane Wilson (en la foto), en compañía de los ministros de Alemania e Inglaterra, se entrevista en el Palacio Nacional con el presidente Madero para exigirle garantías para los propietarios extranjeros en esos momentos de convulsión política. Wilson no agregó, porque era diplomático y además todo mundo lo sabía, que él alentaba firmemente la traición del ejército contra la institución presidencial. El bondadoso y pusilánime Madero –que no lo ignoraba-, tampoco se lo reclamó.
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