El 8 de mayo de 1753 nace en la hacienda de San Diego de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla, insurgente y sacerdote sui generis que tenía una mala opinión del celibato y fue padre de algunos descendientes. Entre otras paternidades es el padre de la patria, que fue parida al mundo el 16 de septiembre de 1810 en medio del grito de Dolores.
Miguel Hidalgo era un hombre emprendedor; preocupado por las condiciones de pobreza de las comunidades originarias organizó en su parroquia el cultivo de viñedos, la cría de abejas y pequeñas industrias de loza y ladrillos. Le gustaba el baile y las mujeres, también cantaba.
En 1809 se adhiere a una organización secreta de Valladolid (Morelia), que terminó en Querétaro, en donde don Miguel conoce a Ignacio Allende. En septiembre de 1810, alertados por Josefa Ortiz de Domínguez de que habían sido descubiertos, Allende lo acompaña en el grito de Dolores que inicia una lucha que pretende expulsar del poder a los gachupines, pero en defensa del rey Fernando VII, preso de Napoleón en España. Un reborujo.
Hidalgo tiene en ese momento 57 años de edad. Allende lo ayuda a formar un dizque ejército que llegó a reunir hasta cuarenta mil hombres, que con gran desorden y comprensible despecho tomaron en hordas las ciudades de Guanajuato y Guadalajara, lo que persuadió a Hidalgo a evitar un desaguisado igual en la ciudad de México. No la ocupa y esa decisión determina su papel en la lucha por la independencia.
Breve participación que, sin embargo, reúne los elementos para quedar grabada en la epopeya de la Historia: un estandarte de la virgen, un grito, un anciano, un anhelo, que se festeja prácticamente desde el principio de la independencia, con el gobierno de Guadalupe Victoria.
Desde entonces venimos festejando el grito, le hemos ido agregando elementos: mariachis, taquiza, cuetes, fuegos pirotécnicos, ferias, tequila; espectáculos de luz y sonido y últimamente tecnología láser.
Todo el concepto lo creó este señor, que además de algunos hijos reconocidos por el rumbo de Guanajuato se ganó merecidamente el carácter de padre de la patria. Si la patria existe, Miguel Hidalgo es el primero de los responsables.
Miguel Hidalgo era un hombre emprendedor; preocupado por las condiciones de pobreza de las comunidades originarias organizó en su parroquia el cultivo de viñedos, la cría de abejas y pequeñas industrias de loza y ladrillos. Le gustaba el baile y las mujeres, también cantaba.
En 1809 se adhiere a una organización secreta de Valladolid (Morelia), que terminó en Querétaro, en donde don Miguel conoce a Ignacio Allende. En septiembre de 1810, alertados por Josefa Ortiz de Domínguez de que habían sido descubiertos, Allende lo acompaña en el grito de Dolores que inicia una lucha que pretende expulsar del poder a los gachupines, pero en defensa del rey Fernando VII, preso de Napoleón en España. Un reborujo.
Hidalgo tiene en ese momento 57 años de edad. Allende lo ayuda a formar un dizque ejército que llegó a reunir hasta cuarenta mil hombres, que con gran desorden y comprensible despecho tomaron en hordas las ciudades de Guanajuato y Guadalajara, lo que persuadió a Hidalgo a evitar un desaguisado igual en la ciudad de México. No la ocupa y esa decisión determina su papel en la lucha por la independencia.
Breve participación que, sin embargo, reúne los elementos para quedar grabada en la epopeya de la Historia: un estandarte de la virgen, un grito, un anciano, un anhelo, que se festeja prácticamente desde el principio de la independencia, con el gobierno de Guadalupe Victoria.
Desde entonces venimos festejando el grito, le hemos ido agregando elementos: mariachis, taquiza, cuetes, fuegos pirotécnicos, ferias, tequila; espectáculos de luz y sonido y últimamente tecnología láser.
Todo el concepto lo creó este señor, que además de algunos hijos reconocidos por el rumbo de Guanajuato se ganó merecidamente el carácter de padre de la patria. Si la patria existe, Miguel Hidalgo es el primero de los responsables.
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