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Justicias


Distraigo mi atención por la memoria del pasado para hacer un comentario del presente, que para no variar indigna y nos somete una vez más a ese sentimiento de impotencia que en los últimos años bien podría valorarse como el sentimiento nacional.

Ya vimos lo que le pasó a la señora Maricela en Chihuahua por estar buscando justicia por el asesinato de su hija. Si hubiera aceptado los ofrecimientos que se le hicieron de hacer justicia por la vía del Fast track (o por propia iniciativa) a la mejor ahora vería la telenovela en su casa y estaría conforme con los resultados de su lucha. Pero no, insistió en hacer valer la ley y decidió gritarle al oído, en su propio balcón, a un gobernador sordo y pobre de espíritu que sólo reaccionó cuando ya era demasiado tarde. ¿Qué clase de justicia es la que vamos a terminar adoptando cuando la más civilizada de todas, la de las leyes, se salta olímpicamente los detalles jurídicos y periciales para resolverse bajo la ley de la inmundicia que reza: “aquí mis chicharrones truenan”?

Leí en la Jornada de Oriente del día de ayer una nota de la reportera Elizabeth Rodríguez Lezama cuyo desenlace tal vez no vuelva a aparecer en ningún lado, aunque por lo menos apareció este 5 de enero. Se trataba de un suceso ocurrido el 20 de diciembre anterior en un pueblo de la mixteca poblana llamado San Bartolo Teontepec, junta auxiliar del municipio de Tepanco de López, por los rumbos de Tehuacán.

Una adolescente de 14 años de edad fue enviada a hacer unas comprar al centro de la población a bordo de su bicicleta, en el camino fue interceptada por los hermanos Pedro y Rodolfo Sixto Morales, policías auxiliares que cobran un sueldo para proteger a la población, quienes, tras someterla y arrastrarla a un descampado, la golpearon y violaron a su antojo. La agresión duró mucho tiempo, pues la madre de la niña, al ver que se tardaba, mandó a otros de sus hijos a buscarla y todavía tuvieron tiempo de ver a los gañanes encima de su hermana; volvieron a su casa por los adultos y cuando regresaron a la escena sólo encontraron a la jovencita en un estado crítico. La llevaron al centro médico donde el MP, tan profesional como siempre, dictaminó “nula la agresión sexual”; por su delicada condición la niña fue trasladada al hospital general de Tehuacán, donde “se confirmó que hubo violación” tumultuaria.

Esa noche, pavoneándose en la impunidad, Pedro y Rodolfo Sixto Morales se dieron tiempo para ir a amenazar a la familia por si se les ocurre denunciar. Mientras la vida de la niña está en peligro (“presenta vómitos, sangrado por la nariz y secuelas producto de los golpes que recibió”), Pedro y Rodolfo se pasean tranquilamente por las calles de Teontepec, donde el presidente auxiliar, Clemente Morales de la Luz (acaso pariente, especulo yo), afirma desconocer los hechos, puesto que, en esa enorme administración que encabeza, a los policías “los contrata el regidor de gobernación”. Hazme el bendito favor.

Es más que probable que la noticia de Teontepec quede ahí, perdida entre las notas de suicidios, accidentes viales y todos los remanentes típicos de un final de periodo vacacional. Es más que probable que yo mismo no vuelva a ocuparme de ese suceso, sobre todo por falta de elementos. Así actuamos hoy, hacemos un gran escándalo ese día y al siguiente ya estamos en otra preocupación, en la siguiente indignación, el crimen sucesivo, ahora televisado. Por eso quise, por lo menos, que la noticia de esta niña agredida tuviera siquiera el rebote en este modesto blog y sus breves lectores, al menos así la denuncia sería de dos días y no solo de uno. No lo sé. Lo que no deja de inquietarme, sin embargo, es suponer que yo fuera el padre o el hermano o el tío de esa niña agredida, y que me encontrara a Pedro y a Rodolfo tan campantes picándose los dientes con un palillo después de comerse unas memelas en la placita del centro, riéndose de la justicia, de la niña, de la familia y de mí.

Se me ocurren algunas acciones.


* Foto de la diabólica Tes



Comentarios

  1. me gustaria ayudar con ese caso nose de q manerea apesar de q estoy lejos de mi pueblo quiero ayudar diganme q puedo hacer

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