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Francisco Sosa


En Francisco Sosa me ocurrieron cosas importantes, la recorrí millones de veces y en el número 457 tomé clases de flamenco. Mi novia era una de las doce bailarinas que componían el grupo y sólo estaba inscrito un varón, yo. Duré varios meses zapateando y tratando de aprender el trotecito de talón y punta, base de flamenco, pero nunca lo logré. Comprendí que era un baile escénico y que las estudiantes lo aprendían para –posiblemente- dar exhibiciones de baile profesional y yo sólo quería estar con mi novia. O algo así, lo cierto es que todas estaban muy guapas y la calle de Francisco Sosa rondaba mi cabeza toda la semana.


Pero Francisco Sosa no sólo es el nombre de una importante calle de Coyoacán, en el sur cercano del Distrito Federal, hubo un literato y político liberal con ese nombre, nacido el 2 de abril de 1848 en Campeche. Imposible saber si se llamaba así por vivir en esta calle o pusieron ese nombre a la avenida porque el prohombre vivió ahí.


Francisco de Paula Sosa Escalante fue un escritor, poeta y periodista muy valiente y prolífico, afición que lo condujo más de una vez a la cárcel. Estamos hablando de un intelectual que inicia sus acciones en pleno imperio de Maximiliano, en 1864, cuando funda la Revista Mérida y muy pronto fue a dar a una crujía de San Juan de Ulúa. No estaba más que empezando, los lectores de México sabrían de él los siguientes cincuenta años, en los que funda y refunda revistas, periódicos y pasquines desde su residencia en Coyoacán, entre los que destacan El Renacimiento, junto a Ignacio Manuel Altamirano, luego con Vicente Riva Palacio el periódico El Radical y posteriormente La Libertad.


No estaba seguro de quién era Francisco Sosa cuando paseaba por su calle tomado de la mano con aquella estudiante de flamenco, pero no tenía duda de que la calle se llamaba así, pues por ese entonces la mencioné millones de veces. Ahora caigo.



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