El 7 de abril de 1947 muere el hombre que transformó las relaciones laborales entre patrones y trabajadores. El principal hallazgo de Henry Ford fue vislumbrar que sus obreros podían escalar de clase social y convertirse en sus propios clientes. Para ello era menester poner a su disposición un producto económico y útil que pudieran pagar, por lo que había que retribuirlos con mejores salarios.
Henry Ford es el creador de un visionario método de montaje en cadena para el ensamblaje de automóviles que combina con la publicidad masiva y un bien organizado sistema de concesionarios, donde los segundos del reloj establecían el equilibrio. El resultado fue el Ford T, que apareció en el mercado el 1 de octubre de 1908.
Poco a poco Henry Ford fue incorporando modalidades a su sueño posible creando un marco propicio para las organizaciones sindicales a las que sedujo con salarios muy por encima de lo que era normal, crea un departamento de psicología en sus empresas, estimula la formación de mecánicos en todo el país, capaces de arreglar y mantener sus máquinas y revoluciona la noción misma del consumo, no sólo de automóviles.
Si en 1914 produce y vende 250.000 vehículos, para 1916 fueron 472.000, que al final de su vida, un día como hoy, se habían convertido en quince millones de unidades. No sólo debe hablarse del exitoso sueño industrial de Henry Ford, sino de su ambición social de imaginar, con impecable patriotismo, que al aumentar el nivel de vida de sus trabajadores, ellos mismos se convertirían en sus principales clientes. Una fórmula en la que todos ganaron.
Me deja pasmado el pensar que en México ha ocurrido todo lo contrario: depauperar al 90 por ciento de la población para conformarse con una décima de sus habitantes como consumidores. Esa sí es falta de visión (y de patriotismo, de ambición, de inteligencia y de madre).
muy cierto
ResponderEliminarGracias por tu breve comentario, Feliciano, bienvenido en la sequía interminable de palabras por parte de los lectores y lectoras.
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