Ir al contenido principal

Justo el injusto

Sucede que ahora se afirma que es Ignacio y no Indalecio, como lo aprendimos de niños cuando existía una versión tal vez equivocada de la historia pero con creativa imaginación, con niños héroes y pípilas que mostraban el espíritu temerario de los mexicanos que ahora también hemos perdido. Nos quedamos con los puros perdedores, eso sí, verídicos, que vendieron la mitad de la patria, que expropiaron para regocijo del pillaje, expoliaron las tierras y desmantelaron aquel pueblo campesino, de vasta experiencia y sabiduría, que también éramos y ahora ya no somos. ¿Acaso estudié la primaria en un barco fantasma? ¿Los niños héroes apócrifos?

Al parecer es Ignacio, pero he percibido que las revisiones históricas contemporáneas no añaden nada a la historia de los mexicanos y sí disminuyen sus escasos mitos gloriosos que nos enaltecían hasta el heroísmo. En poco tiempo se podría decir que en realidad era Nacho, Francisco N. Madero y se mandarán cambiar las letras doradas del Congreso y se llevarán sus cenizas hasta el laboratorio de la UNAM para descubrir a través de un análisis de ADN que el buen hombre ni siquiera había sido hijo de su papá, por lo que no merecería el apellido Madero y la N perdería su punto para quedar como un desconocido: Francisco N, en realidad Pancho.


Con este ejercicio no pretendo profanar ningún ícono de la historia mexicana sino simplemente advertir sobre los borrosos contornos de los hombres históricos que devienen nombres, en los restos quemados de unos hombres que ya no tienen ningún interés por lo que hicieron o dejaron de hacer, sino por la exactitud de sus cromosomas y los rizos retorcidos e infalsificables de sus ADN.

Comentarios

  1. Yo sabía (Lo leí en alguna parte, no recuerdo donde) que su nombre original era Ignacio, pero como practicaba el espiritismo, se cambió el nombre por el de Indalecio, por considerarlo mas acorde con sus creencias espíritas... Yo estudié en dos escuelas en Puebla: Hasta el 5º de primaria en el Benavente y 6ª y la secundaria en el Colegio Marcía, que estaba en la 11 poniente 715 ( estaba yo internado) y el director, Don Adelaido G. Martínez que también nos daba clases, nos dijo que el nombre del prócer era Francisco Indalecio Madero...

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario Asanti, yo también escuché una historia similar.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Tentzo

El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla. De acuerdo a la investigadora Antonella Fogetti ( Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza ), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente. El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordill...

Resortes ocultos

Cuando estudiaba en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en los años ochenta, Octavio Paz se atrevió a emitir unos juicios críticos sobre los antropólogos, la escuela en su conjunto reaccionó con indignación, incapaz de meditar en las palabras del escritor. Lo llenamos de vituperios y lo menos que le dijimos fue que era un aliado de Televisa, vocero de la derecha y cosas por el estilo. Muy pocos o ninguno leyó críticamente sus argumentos, por desgracia. Recuerdo que, entre lo más hiriente, Paz decía que la escuela se había convertido en una pasarela de modas de una clase media hippiosa y que todo se discutía ahí, menos la antropología mexicana. Yo terminaba entonces la carrera y buscaba afanosamente quién me dirigiera la tesis de, por cierto, antropología mexicana. No encontré ningún maestro interesado, ni ahí ni el Ciesas, donde por supuesto había algunos estudiosos del tema, pero que no tenían tiempo para un estudiante de licenciatura. Me dediqué entonces a ver a nu...

El niño ahogado

El viejo dicho que “ahogado el niño se cierra el pozo” es una falacia. No hay tal, el pozo se cierra cuando la muerte del niño de hace pública, cuando es el colmo la corrupción y el desenfreno por ganar todo lo que se pueda del gobierno, donde está su compadre. La falsa preocupación de esa famosa frase del niño ahogado es en realidad la justificación para salirse por la tangente y expresar una ruidosa reclamación, que es lo que se espera de todo funcionario: ¡Godínez, basta de holgazanería, póngase a trabajar! Tal es el caso de la guardería de la familia Zambada, que desde hace dos años fue denunciada al gobierno de México por autoridades de Estados Unidos como lavadero de dinero sucio y que nada se había hecho al respecto. Ahora que salen las listas de guarderías del IMSS y se pone en evidencia la -por decir lo menos- negligencia de las autoridades, éstas afirman que sí, que en efecto desde 2007 está “siendo investigada”. Pero los ejemplos te los puedo envolver por kilo, para consumir...