Como es de esperarse, en Puebla existen multitud de leyendas protagonizadas por curas o monjas; algunas son la misma leyenda con algunas variaciones y casi siempre los religiosos son víctimas de algo o alguien que les procura algún perjuicio, engaño o robo. La historia me la contó Francisco Jiménez. Esta es una historia sobre el bulevar 5 de mayo, por el barrio de Analco, donde hay una cruz de piedra cerca de un parque y trata de la historia de un sacerdote que, a finales de 1700, muy tarde en la noche, en el momento en que llegaba a su parroquia, una persona lo abordó solicitándole escuchar una confesión. - Padre, quiero confesarme - Claro que sí, hijo, con todo gusto –le dijo el sacerdote–. - Quiero confesarme –repitió el hombre–. - Vamos a la parroquia. Pero esta persona le dijo que no, que tenía que ser ahí, en la c...